Una de las cosas que más me cautivó de esta novela fue el manejo de la ironía. El modo en que -por medio de este recurso- se reelaboran las problemáticas del presente desde un pasado absurdo y terrible a la vez. Absurdo por los momentos de hipérbole que llevan al humor, y terrible por la similitud que ese pasado tiene con el presente que se pretende criticar.
Otra de las características de la novela que me interesa destacar es el momento de síntesis argumental que se produce en el momento en que Johannes Elias toca el órgano de la catedral Feldberg. Es interesantísima la forma en que se conjugan los elementos argumentales con los movimientos musicales (no es de extrañar que haya una ópera escrita sobre esta novela, ya que está todo bastante pautado desde la misma). Sin duda Schneider es un apasionado de la música, y se las ingenia para hacernos llegar ese sentimiento.
Esta obra es una verdadera joyita de la literatura universal.
Otra de las características de la novela que me interesa destacar es el momento de síntesis argumental que se produce en el momento en que Johannes Elias toca el órgano de la catedral Feldberg. Es interesantísima la forma en que se conjugan los elementos argumentales con los movimientos musicales (no es de extrañar que haya una ópera escrita sobre esta novela, ya que está todo bastante pautado desde la misma). Sin duda Schneider es un apasionado de la música, y se las ingenia para hacernos llegar ese sentimiento.
Esta obra es una verdadera joyita de la literatura universal.
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